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Cristo de las Mieles, del escultor Antonio Susillo | ABC |
No pareciera la visita a un Camposanto lo más excitante como plan turístico o propio para un ciudadano de Sevilla, pero están equivocados. Si es usted un amante de la tauromaquia, independientemente de procedencias, pase por aquí, con respeto y sin ningún miedo al qué dirán. El Cementerio de San Fernando, construido a mitad del siglo XIX y con una superficie de 28 hectáreas, acoge una diversidad artística espectacular, desde matadores ilustres, como Joselito, hasta algún pintor predilecto, como José Villegas.
A continuación, me he permitido el lujo, sin ser historiador del arte, de repasar las principales tumbas de espadas yacentes en mi ciudad, con una breve reseña biográfica y algún detalle escultórico:
El Espartero (Sevilla, 1865 - Madrid, 1894)
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El Espartero | Wikipedia |
Aún recuerdo mi primera lectura taurina. Fue la biografía de Belmonte, escrita por el gran Chaves Nogales. En los primeros capítulos, narra magníficamente cómo el Pasmo recuerda la muerte del Espartero, como un episodio precedente de lo venidero. Manuel García Cuesta vio luz en la Plaza de la Alfalfa y su apodo es debido al negocio regentado por su progenitor en idéntico lugar. De manos de "El Gordito", se doctoró en 1885 y, nueve años después, corneado por un Miura, Perdigón, perdió la vida en la capital de España, comenzando a crear esa fama tan funesta en Zahariche. Técnicamente, según recoge Joaquín Vidal en el año 1994, siglo después de la fatídica tarde, sumamente limitado, suplía las carencias con valor inusitado. "Más cornás da el hambre", afirmaba cuando sus allegados cuestionaban la motivación de su continuidad en el toro.
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Columna perteneciente al mausoleo, detallando el año de la alternativa | Galleo del Bú |
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Inscripción por parte de su familia, con nombre y fechas | Galleo del Bú |
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Vista panorámica del mausoleo del Espartero | Galleo del Bú |
El mausoleo, cuyo autor desconozco, realizado en mármol, se ubica en la calificada "zona de los toreros". Presenta una columna rota a la mitad, simbolizando una juventud marchitada a causa de la muerte. La mitad inferior, sostenida en pie, contiene "1885" inscrito, año de alternativa de Manuel. A ras, llama la atención ese "¡Hijo del alma!", exhortación presuntamente pronunciada por su madre. Los cronistas de finales de siglo señalaron el cortejo fúnebre de Manuel como cuantioso y apenado.
Joselito 'El Gallo' (Gelves, 1895 - Talavera de la Reina, 1920)
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José Gómez Ortega | Calvache |
Tarea, harto complicada, realizar una 'breve' reseña vital de quien haya podido ser el mejor matador de toros de todos los tiempos, algo a valorar teniendo en cuenta su fallecimiento a la edad de veinticinco años. Joselito creció en el seno de una familia torera: su padre, Fernando el Gallo (de ahí el apodo dinástico), fue banderillero en los albores del último cuarto del XIX y, a raíz de la experiencia, insufló conocimiento del toro bravo a sus hijos desde la cuna. Rafael, hermano mayor de José, también fue matador de toros, así como Ignacio Sánchez-Mejías, su cuñado. Ambos comparten espacio, amparados por la armoniosa escultura realizada por Mariano Benlliure en la tercera década del siglo pasado.
José protagonizó la llamada "Edad de Oro" del toreo, junto a Juan Belmonte y otros teloneros, en segunda línea, como el mexicano Rodolfo Gaona o Rafael el Gallo, su hermano. Erróneamente, muchos expertos, en primer lugar, y aficionados, arrastrados por la pontificación de los anteriores, atribuyen la plenitud estilística del toreo moderno al Pasmo. Falso. Joselito continuó el toreo en redondo que habían mostrado, años atrás, el Guerra o Lagartijo.
La historia de aquella fatídica tarde es digna de novela. Corrochano, crítico de ABC, periódico enfrentado con el matador por su idilio con la aristocracia maestrante y la inconveniencia de esta con la incipiente Monumental de Sevilla, firmó la pax con Gallito por mediación de su cuñado, Sánchez Mejías y, como colofón, Gregorio solicitó la comparecencia del diestro en su pueblo natal, Talavera, matando reses del hierro de su cuñada. El resto es historia. Aquella cornada fatídica en el vientre nos privó prematuramente de un grande.
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Vista lejana del Mausoleo. Pareciera que Juanita Reina esté cantando a José | Galleo del Bú |
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En conjunto, podemos observar la presidencia del Mausoleo, rodeado de cuatro nombres | Galleo del Bú
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Sensacional la sensibilidad conseguida por Benlliure en los rostros... | Galleo del Bú |
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María 'la de las cartas', abre el cortejo fúnebre con una imagen de la Esperanza Macarena entre sus manos, síntoma de la devoción de Joselito por la Hermandad | Galleo del Bú |
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Don Eduardo Miura, fallecido en 1917, no pudo emular la imagen aquí representada por razones obvias, pero Benlliure, conocedor del vínculo entre ambas familias, aportó un detalle con muy buen gusto | Galleo del Bú |
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Ay, José... | Galleo del Bú |
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Lugar de sepultura de Rafael el Gallo, con fechas de nacimiento y muerte grabadas | Galleo del Bú |
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En su reaparición, 1934, perdió la vida y, con orgullo, quería compartir lugar con su cuñado | Galleo del Bú |
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Se desconocen datos sobre esta señora, pero, por intuición, nos encontramos con una sobrina de Joselito, estudiante de Arte Dramático y gran futuro en los teatros | Galleo del Bú |
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No hace falta pie de página. Está todo dicho | Galleo del Bú |
Tras el 16 de mayor del veinte, Ignacio Sánchez Mejías, aprovechando sus aptitudes literarias y algún reconocimiento más allá del toro, contactó con el valenciano Benlliure y acabar consiguiendo el fenomenal resultado. Mariano recurrió a la fotografía mental de la entrada del féretro en la Iglesia de San Gil.
Sus materiales: mármol de carrara y bronce. En palabras de María Ángeles Muñoz: "el mármol, destinado a destacar con su importancia la blancura luminosa inmaculada la blancura del fallecido, el bronce para el féretro y sus acompañantes".
Continúo citando a Muñoz: "Está dispuesta en horizontal y compuesta por dieciocho figuras que acompañan el féretro, y que se estructuran en varios grupos conectados entre sí mediante gestos. Entre esas figuras reconocemos el retrato de algunos componentes de la cuadrilla del diestro y de personajes de su entorno, como su hermano, su cuñado, Eduardo Miura o el Duque de Veragua. Abren el cortejo dos mujeres; la primera, la guapa gitana sostiene entre sus manos la imagen de la Virgen de la Esperanza, en alusión a la entrada en el templo donde tuvo lugar el funeral y a la devoción que Joselito sentía por esta imagen. A ambos lados del féretro, el movimiento se hace evidente en las actitudes de los hombres que lo portan a hombros, y entre los que aparecen las figuras de niños con la dulzura que Benlliure sabía conferirles. Vuelve a situar las figuras femeninas al final, con actitud de lamento y llanto por la pérdida del querido Joselito. También reconocemos, entre los que portan el féretro, al Duque de Veragua, en representación de los ganaderos y a un Ignacio Sánchez Mejías que, desconsolado, clama al cielo".
Siempre bajo gustos personales, esta obra supone la ópera magna de todo el Cementerio. No encontrarán, para empezar, de tales dimensiones, segundo, con una sensibilidad parecida y, por último, una composición difícil de ser superada, incluso teniendo el cuenta el simbolismo de la obra.
Juan Belmonte (Sevilla, 1892 - Utrera, 1962)
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Todo un estandarte cultural | TIME |
El Pasmo de Triana, amigo y rival de José, falleció bastantes años después, en condiciones muy distintas. Su muerte aún es víctima de habladurías e hipótesis magufas, pero lo importante es lo taurino. Juan, nacido en la Calle de la Feria, donde el Mercado del Jueves, se trasladó al Altozano en sus primeros años de vida, donde su padre vendía quincalla. En el episodio del Espartero, recordamos cómo va fabricándose el runrún para forjar un futuro matador de toros. Hastiado de la rutina y con los anarquistas del Altozano, como él los tilda, según Chaves Nogales, caminaban en la noche hacia Tablada, apartar reses y así poder pegarles tres o cuatro pases.
En cuanto a influencias, señala a Antonio Montes como su faro y, a través de un banderillero de este, Calderón, comienza a encumbrarlo en la alta alcurnia de la sociedad aristócrata sevillana, reunida en los cafés, a la vez que propiciaba oficio a ese chaval tan nuevo, propulsor de algo antes nunca visto.
Si Joselito el Gallo aportó el toreo en redondo y la popularización del espectáculo a través de las Monumentales, Juan sacó del bolsillo aquello de "parar, mandar y templar", en unos terrenos sumamente prohibitivos para la época. El famoso temple que, tan bien interiorizado, nos produce pellizco en el interior. Ya comentamos la inexistencia del redondo en la tauromaquia de Belmonte, esto es: no toreaba al natural, sino en ochos. ¿Quién toreaba al natural? Joselito. Incluso años después del boom belmontino, matadores como Domingo Ortega continuaron toreando en ochos. A día de hoy, prácticamente imposible observar esta práctica más que para sacar, con la muleta, el toro a los medios, por ejemplo.
El bueno de Juan acabó ganando la guerra y su canon de torería no quedaría olvidado entre tantos matadores existentes a lo largo de la Historia. Tal vez, su única pena fuera aquel mayo en Talavera. A partir de entonces, tomar la vitola del toreo en solitario exigía una gran responsabilidad y no muchos agraciados cuentan con esa posibilidad. Harto, retirose en 1922, para volver de 1925 a 1927 y, de nuevo, no aparecer hasta el período 1934-1935. Con la guerra en los talones, enfocó su vida hacia la ganadería, en su finca de Utrera, donde años más tarde se quitaría la vida. Esa vida tan aburguesada, de revolución cumplida, tan distintas a las noches de cerco y mañanas de hambruna.
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Panorámica del Mausoleo del Pasmo | Galleo del Bú |
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Fecha de nacimiento, muerte y nombre | Galleo del Bú |
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Uno de los pocos detalles reseñables en la escueta pieza | Galleo del Bú |
De mármol negro y estilo cubista, moda al día en el arte por aquellos instantes del XX, guarda parecido con un piano de cola. Se desconoce autor, pero preferiría no saberlo. Sinceramente, preferiría no tener un mausoleo así cuando me toque. El Pasmo de Triana merecía algo más elaborado en formas.
Limeño Chico (Sevilla, 1897 - Santa Olalla, 1914)
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Limeño Chico | ABC |
Los compañeros de
burladero.tv han narrado de forma sensacional el curso de, tal vez, el hecho más importante en la vida de este torero:
"Después de enormes sufrimientos, en la madrugada de ayer falleció el desgraciado joven Manuel Gárate (Limeño Chico), víctima de la terrible cornada que le produjo el toro Gitano, de la ganadería de D. Fernando Álvarez Delgado, lidiado en primer lugar en la corrida celebrada en Santa Olalla el pasado martes. Limeño Chico, que sólo contaba 17 años de edad, era, sin embargo, lo que se llama un gran torero, entendido, elegante y arrojado (...) Manolito Gárate era una esperanza del arte, y, de no haber tenido la fatal desgracia que con justo dolor lloran los suyos (...) su nombre hubiera figurado entre los de los diestros de mayor categoría. En paz descanse su alma y reciba su familia, particularmente su padre Enrique Gárate y sus hermanos José y Joaquín, la expresión de nuestro más sentido pésame. ... ".
Su cuerpo fue embalsamado y permaneció en la fonda donde murió hasta el viernes 28. Ese día, a las dos de la tarde, se organizó la comitiva para llevar el cadáver a hombros de su cuadrilla hasta la estación del tren, asistiendo el pueblo en masa. El ferrocarril minero lo llevó hasta Camas en un coche "con cuatro blondones", para después hacer el trayecto hasta Sevilla en un furgón fúnebre en el tren que venía de Huelva, llegando a la estación de Plaza de Armas una vez oscurecido. Para recibir el cadáver se habían congregado más de diez mil personas y gran cantidad de toreros ("El Liberal" nombra a más de 70), "donde también se encontraba presente el clero de la parroquia de San Vicente con cruz alzada".
Al día siguiente, sábado 29, fue el entierro. Se organizó la comitiva fúnebre presidida por el padre del torero fallecido y por su hermano José, "ya que el mayor de los hermanos, Joaquín, tuvo que ser llevado a casa desde la estación porque venía afectadísimo y algo enfermo". (Esto concuerda con lo dicho más arriba del tremendo golpe que recibió unos días antes en el campo).
Este luctuoso hecho es la única vez que ha ocurrido en esta plaza, acontecido a los dos años justos de su inauguración,. Esperemos que nunca se repita".
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Perspectiva general de la tumba | Galleo del Bú |
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Inscripción nominal en la parte superior | Galleo del Bú |
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Inscripción encargada por sus familiares | Galleo del Bú |
Paseando cementerio a través, observas un sinfín de tumbas, de gente desconocida: niños, abuelos, panteones, militares fallecidos, decoración de tumbas gitanas. En la marabunta, topé casualmente con Limeño. Debido a su escasa importancia como torero, no aparece en las "guías oficiales" y, por tanto, sin el factor suerte, nadie lo conocerá como a Joselito, Belmonte, Manolo Vázquez o Gitanillo. En una línea humilde, sin estridencias, su poso en tan carismático camposanto. Mi más sincero recuerdo a la memoria de alguien fallecido en el ejercicio de tan bonita profesión.
Gitanillo de Triana (Sevilla, 1904 - Madrid, 1931)
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Francisco Vega de los Reyes | Todocolección |
Para comenzar, no debe confundirse con su hermano Rafael (1915-1969), quien también se apodó de igual manera, generando confusión en el aficionado. Un maestro capotero, sobre todo, a la verónica, va dejando poso en esa escuela sevillana de hondura, profundidad, temple, torería... y mucho arte.
Su vida como matador de toros es corta. Se doctora en El Puerto de Santa María (Cádiz), en el año 1927, con Rafael el Gallo de padrino y Juan Belmonte de testigo. Casi nada. La confirmó el 6 de octubre, en ese mismo año. Durante esos años, hizo las Américas y triunfó con rotundidad en México.
El día fatídico corresponde al 31 de mayo de 1931, alternando con Chicuelo y Marcial Lalanda, siendo corneado por el toro "Fandanguero", de Pérez Tabernero. Corneado en dos muslos y cadera, padece la ruptura de la arteria glútea y el arrancamiento del nervio ciático. Tres meses más tarde, en agosto, falleció.
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Visión panorámica del mausoleo | Galleo del Bú |
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Francisco Vega de los Reyes... | Galleo del Bú |
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¡Gitanillo de Triana! | Galleo del Bú |
Manolo González (Sevilla, 1929 - Sevilla, 1987)
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Manuel González Cabello | Todocolección |
Por Ignacio de Cossío
Manuel González nació en diciembre del 29 en La Trinidad y en mayo del 48 toma la alternativa a manos de Pepe Luis Vázquez, en presencia de Manuel Navarro. Si bien corta en el tiempo, fue de gran número e importancia de corridas en la carrera, hasta el punto de que compartió dominio con Luis Miguel Dominguín en España y América.
[...]
Reunió el arte y el valor, la gracia con la casta. Con el capote fue un portento: sus verónicas a pies juntos y sus delantales, tenían tantísimo sabor sevillano y andaluz, que fueron calificados por la crítica de la época como "lances mudéjares".
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Con la muleta fue un ángel torero con arrestos en un precioso toreo a pies juntos, incluyendo, en su repertorio, el molinete, el kirikikí y toda la gama de hacer de su Sevilla. Pasó a la historia como una gran figura, a pesar del poco tiempo que estuvo y, ante todo, se sintió muy sevillano.
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Parte delantera del Mausoleo | Galleo del Bú |
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Parte trasera del Mausoleo | Galleo del Bú |
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Niño desnudo sostiene un estoque | Galleo del Bú |
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Nombre y fechas | Galleo del Bú |
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Inscripción lateral izquierda | Galleo del Bú |
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Inscripción lateral derecha | Galleo del Bú |
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Manoletinas de bronce | Galleo del Bú |
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Partitura a piano del pasodoble Manolo González | Galleo del Bú |
En esta ocasión, nos enfrentamos a un mausoleo con cierta riqueza simbólica y una utilización del espacio digna de admiración. La pieza está compuesta por mármol (tres láminas) y bronce en su mayor parte. En la parte delantera, encontramos un niño desnudo sosteniendo un estoque y el dedo índice levantado. Al lado derecho, un adulto recostado, en un sillón, fuma un cigarrillo junto a un pastor alemán. No puedo afirmar que se trate de él mismo, pero es probable. Lo acompaña una frase: "Oh, feliz abandono de la lucha, vencida ya la muerte en el reposo". Al lado izquierdo, la misma fórmula: una imagen, mujeres de distinta edad cocinando, quién sabe si familiares, y una frase acompañando: "¡Oh, tenso instante! ¡Oh, delicado esfuerzo! ¡Oh, sabia precisión tan deseada!"
En la parte trasera, se agrupan varios objetos: primero, un capote apoyado sobre la lámina de mármol, seguido de unas manoletinas y la vaina del estoque que sostiene el niño. Por último y, como elemento más curioso, una partitura a piano del pasodoble que lleva su nombre, incluso especificando en la cabecera la titularidad musical.
Francisco Rivera 'Paquirri' (Zahara de los Atunes, 1948 - Pozoblanco, 1984)
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Paquirri | plusesmas.com |
Sobre este matador también se ha escrito muchísimo. No sólo en torero, porque sus continuos escarceos sentimentales produjeron efecto eco en la vomitiva prensa rosa. De valor, con arrojo, pudiéndole a los toros y estoqueando como mandan los cánones. Sus dos hijos, Francisco y Cayetano, pueblan hoy gran parte de los carteles de las ferias de medio pelo. En la temporada de su fallecimiento, estaba meditando abandonar los ruedos por agotamiento mental. Avatares del destino...
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Perspectiva general | Galleo del Bú |
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Cargando la suerte sin engaño | Galleo del Bú |
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Mano de poder | Galleo del Bú |
La escultura fue criticada por los expertos en la materia, cuya argumentación desconozco. Es una composición simple, con una base compuesta por nombre, firma y años de vida. La estatua muestra al diestro vestido de luces, de frente e iniciando el vuelo con la mano izquierda, mientras sostiene el estoque en la derecha.
Manolo Vázquez (Sevilla, 1930 - Sevilla, 2005)
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En Las Ventas | El Mundo |
Por El Mundo
El torero Manolo Vázquez [...] será recordado por ser "el hombre que puso el toreo de frente", que no limitó el momento inicial de sus pases con la muleta, sino que la mantuvo hasta el final, ahogando el remate del mismo. Integrante de una dinastía torera muy querida, sus hermanos Pepe Luis y Antonio fueron matadores.
En su reaparición, con cincuenta años, logró salir a hombros por la Puerta del Príncipe de La Maestranza, proeza única en la historia, ya que ningún otro torero lo ha conseguido a esa edad. Tomó la alternativa a manos de su hermano, en 1951, con las reses de Domingo Ortega.
Se retiró en 1968 en La Maestranza. Volvió en 1981 y, dos años más tarde, se despidió como matador en activo, en un memorable mano a mano con Antoñete que le permitió salir por la Puerta del Príncipe.
Por último, nos encontramos ante el mausoleo del torerísimo Manolo Vázquez, con unos nichos desangelados actuando como telón de fondo. Presidido por un capote arrugado, deja paso a una lámina, donde rezan los nombres de Manolo, su esposa, fallecida el año pasado, y su madre. En el otro extremo, encontramos un busto del matador y, fíjense en la parte trasera: posee tres grabados, correspondientes a un cite al natural, el rostro de Jesús del Gran Poder y el de la Virgen del Rocío.
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