De público y neoaficionados

Detalle capotero de Morante | Autor: Juan Romero Prieto Desde hace unos años, Sevilla ha perdido parte de su verdad. Los gobiernos municipales han vendido el ánima y nuestro ser, al diablo, por una moneda, que ni siquiera es de oro. Echando un vistazo al pulso de nuestra ciudad, ¿qué parte y qué momentos de ella siguen ofreciendo las constantes vitales de siempre? Vamos a la verdad, repito, no nos quedemos en la fachada. Sólo quedan los barrios, nuevo exilio periférico del sevillano. La mercantilización de nuestra identidad , parajódicamente, ha desembocado en la adulteración de esta. Nuestras costumbres, nuestros sitios, cada vez son menos nuestros y más de ellos, los que te quieren como mujer de un par de noches. Son tan sinvergüenzas que ya ni te prometen el Cielo, a modo de señuelo, sino que van a lo que van, con el trolley y las chanclitas con calcetines. La madre que los parió. Peores son los fariseos que, imitando nuestras maneras, quieren ser lo que no son ni serán ...